jueves, 23 de octubre de 2008

El líder y su Vida Devocional


El Secreto de Jehová.

¿Puede una iglesia crecer, hasta convertirse en un milagro que conmocione al país? La respuesta es Sí. ¿Es posible que podamos experimentar un avivamiento como nunca antes se haya experimentado? Por supuesto que Sí.

Estoy convencido que el avivamiento, es producto tanto de la gracia de Dios, como de líderes consagrados y fervorosos en la oración. Lucas señala que antes que surgiera la iglesia como tal, los discípulos estaban orando, cantando y teniendo un maravilloso tiempo devocional con el Señor. Hechos 2:1-4.

Jesucristo personalmente dijo: “Pero recibirán poder, cuando venga sobre ustedes el Espíritu Santo, y me serán testigos...” Hechos 1:8. La adoración aproxima al Espíritu Santo a nosotros, y el Espíritu Santo trae el poder y la gloria divina, la cual se derrama sobre los creyentes transformando sus vidas.

La iglesia del presente siglo, necesita de líderes ungidos, libres de egoísmo, y capaces de soñar. Siervos rendidos completamente a la voluntad de Dios. Creyentes que hayan expulsado el temor de su corazón. Que abracen la fe y la oración con pasión.

Cuando los Apóstoles eligieron algunos Diáconos para servir a las mesas, los requisitos fueron impresionantes: “Busquen, pues, hermanos, de entre ustedes a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos este trabajo.

Y Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo” Hechos 6:3,8.
Hoy cuando la iglesia atraviesa por un período de frialdad y desunión, es imprescindible contar con líderes que enciendan el altar espiritual de la grey. Cristianos ungidos que logren aunar los esfuerzos evangelísticos y misioneros de la iglesia. Tanto diáconos, pastores y líderes en general debemos estar férreamente vinculados a Dios, a través de la vida devocional.


Al ser llenos del Espíritu Santo, podemos hacer realidad la esperanza que palpita en cientos de miles de cristianos. Es decir, ver a la iglesia levantarse como un poderoso ejército, que impacta todas las esferas de la sociedad con el mayor avivamiento que se haya conocido jamás. “El que hace a los vientos sus mensajeros, y a las flamas de fuego sus ministros” Salmo 104:4.

Pienso que el Señor Todopoderoso, quiere levantar líderes santos, cuyos ministerios alcancen su ciudad local, su país, y el mundo entero. Dios desea capacitar líderes que cambien la historia de su iglesia y de su nación, con los principios cristianos. Tenemos el impostergable compromiso de orar a Jesús por que cada líder se transforme en un “ministro ungido”, y con nuestra conducta demos gloria, a aquel quien nos llamó a llenar la tierra del conocimiento de su Palabra y de la gloria de Dios.

Para comprender mejor este tema, analicemos algunas preguntas.

1) ¿Qué es la vida devocional?

Cuando la oración, la alabanza, la adoración, y el temor reverente, forman parte diaria e indispensable en nosotros, estamos teniendo una vida devocional. La vida devocional es el alimento del espíritu, una plataforma donde en verdad conocemos a Dios y experimentamos su gloria. Nuestras vidas pueden trasformarse en un altar de fuego, donde more el Espíritu de Dios. “La comunión íntima de Jehová es con los que le temen” Salmo 25:14

A través del libro de los Hechos, conocemos el episodio ocurrido en la ciudad de Filipos. Pablo y Silas habían tenido un encuentro con una mujer adivina, la que anunciaba públicamente que dichos misioneros eran servidores del Dios Altísimo Hch 16:16-31. Pablo, molesto por esta situación, expulsa al espíritu de adivinación en el nombre de Jesús. Al salir el demonio de la joven, los dueños que vieron perdida la fuente de sus ingresos, denunciaron a estos predicadores con las autoridades locales. Finalmente los siervos del Señor fueron echados en la cárcel.

Lo más impresionante del relato, es que los misioneros, tras ser azotados y puestos en el cepo, comenzaron a cantar a Dios. A pesar de haber sido injustamente flagelados y encerrados en una oscura cárcel, Pablo y Silas tuvieron ánimo para ministrar al Señor. El viejo edificio se llenó de adoración y alabanza, este clima devocional impactó permanentemente las vidas de los demás reclusos. La Biblia señala que mientras cantaban, se desató un poderoso terremoto que sacude los muros de la prisión. Por un acto de soberanía y gloria divina, las puertas de las celdas se abren, al igual que los grilletes y el cepo que sujetaba a los discípulos.

Frente a este cuadro impresionante, el carcelero piensa que todos los reclusos habían escapado. No existe ninguna explicación normal para lo acontecido, excepto que Dios obró en sus corazones como respuesta a la adoración de sus siervos. Cabe pensar que Dios transformó una vez más las caóticas condiciones reinantes, para transformar las circunstancias en un evento salvífico. Gloria a Dios por su gracia sin fin, y por los miles de creyentes que en todo el mundo han abandonado la queja y el pesimismo, y han aprendido a ministrar el corazón de Dios en cualquier situación.

La historia concluye con la conversión y bautismo masivos. Lucas narra lo siguiente: “El carcelero pidió luz, y entró corriendo y temblando de miedo. Se arrodilló a los pies de Pablo y Silas, y tras sacarlos del lugar les preguntó: ¿qué debo hacer para ser salvo? Pablo responde diciendo: Cree en el Señor Jesús y serás salvo tú y toda tu familia. Entonces le hablaron el mensaje de salvación a él y a todos los que estaban en su casa. En esa misma noche el carcelero les lavó las heridas, y luego él y toda su familia fueron bautizados” Hechos 16:29-33 (traducción del autor).

2) ¿Por qué es importante tener una vida devocional?

Porque a través de ella, tenemos un mejor contacto con Dios, y una mayor comunión con el Espíritu Santo. La vida devocional nos permite crecer espiritualmente, y nos hace más sensibles a la dirección divina. La gloria de Dios y los milagros, se suceden naturalmente cuando cultivamos nuestra devoción al Señor.

Los profetas del Antiguo Testamento, pasaban gran parte de sus vidas teniendo un profundo encuentro con Dios. Fue en la intimidad de la oración y adoración, que Jehová les reveló grandes profecías. Estos mensajes que rigieron los destinos del pueblo de Israel, y de otras naciones del ayer, aun repercuten en la actualidad.

Jeremías hace mención de esto, con las siguientes palabras: “Porque ¿quién estuvo en el secreto de Jehová, y vio, y oyó su Palabra? ¿Quién estuvo atento a su Palabra, y la oyó? Jer 23:18.

La Biblia, registra un episodio glorioso cuando Moisés se apartaba para orar. Moisés se dirigía al Tabernáculo de reunión para hablar con Dios. Todo el pueblo adoraba al Señor a la entrada de su tienda. Ex. 33:9. Cuándo esto sucedía, una nube descendía a la entrada del Tabernáculo, y Jehová hablaba con Moisés.

El libro de Exodo, nos indica que Moisés hablaba cara a cara con Dios Ex. 33:11. El caudillo de Israel recibía instrucciones divinas de primera mano, esto permitió conducir al pueblo hasta la tierra prometida. Moisés, en medio de este precioso tiempo devocional y de instrucción profética, toma el valor para pedir a Dios una experiencia mayor. “Moisés dice a Jehová, te ruego que me muestres tu gloria. Y Dios le respondió: Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová ante ti; y tendré misericordia de aquel que tenga misericordia... y cuando pase mi gloria, yo te pondré en una hendidura de la peña, y te cubriré con mi mano hasta que haya pasado. Después apartaré mi mano, y verás mis espaldas; más no se verá mi rostro” Ex. 33: 18-19ª, 21-22 (traducción del autor).

Si Moisés no hubiera cultivado la vida devocional, nunca habría llegado a ser el caudillo y líder espiritual de Israel. Las instrucciones y profecías recibidas en el “Secreto de Jehová”, permitieron afirman una raza débil e idolátrica, y transformarla en la cuna del Judaísmo, del Cristianismo, y del Mesías prometido.

3) ¿Cuáles son los objetivos de la vida devocional?

Dios, posee objetivos claros, de igual forma la vida devocional tiene sus objetivos específicos. Algunos de estos son:

· Alcanzar una profunda relación con Dios.
· Identificar el llamado ministerial o de servicio, que Dios nos asignó.
· Recibir la visión y el poder para desarrollar nuestro llamado ministerial.
· Cultivar la santidad y compañerismo con Dios.
· Aumentar nuestra autoridad espiritual.

“Someteos, pues, a Dios; resistan al diablo, y huirá de vosotros” Stg. 4:7.

4) ¿Cuáles son los elementos específicos de una vida devocional, y su significado?.

· La oración:
La oración es el contacto verbal, mental o espiritual, con el que entablamos comunicación con Dios. Existen varios tipos o etapas de la oración:

· Oración de Intercesión
· Oración de arrepentimiento, o del pecador
· Oración de adoración
· Oración de petición
· Oración de Guerra espiritual

En la Biblia podemos ver hermosos resultados de la oración. Dios está dispuesto a responder una oración honesta y llena de fe. “Por tanto, les digo que todo lo que pidan orando, crean que lo recibirán, y les vendrá” Marcos 11:24.

Los apóstoles Pedro y Juan, subían al templo a orar, se encontraron con un hombre cojo de nacimiento. Este mendigo extendía su mano esperando de los discípulos alguna moneda. Pedro acercándose le dice: “Míranos, no tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda” Hch. 3:3-15. Al instante fueron afirmados sus pies y tobillos, Dios lo sanó completamente. Con mucha alegría, el hombre comenzó a saltar y a alabar a Jehová.

Acontecido este milagro, se agolpó la gente en aquel lugar. De inmediato, los discípulos comenzaron a predicar las buenas nuevas de salvación, por lo que muchos oyentes creyeron en Jesús “Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; y vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado” Hch. 3:19-20.

Mientras anunciaban el evangelio con estas palabras, llegaron a aquel lugar los sacerdotes. Además, concurrieron al templo, los Saduceos, y el jefe de la guardia del templo. En medio de un gran alboroto, los apóstoles fueron arrestados y llevados a la cárcel hasta el siguiente día. La razón por la cual fueron apresados los discípulos fue por predicar abiertamente a Cristo, anunciando que Jesús no sólo había muerto en la cruz por nuestros pecados, sino, que había resucitado al tercer día, y estaba en gloria y majestad a la diestra del Padre.

Tras realizar un severo interrogatorio, los sacerdotes judíos amenazaron de muerte a los dos apóstoles y luego los dejaron en libertad. Más tarde cuando los discípulos se reunieron con el resto de la iglesia, les narraron lo acontecido, por lo cual decidieron orar resueltamente de la siguiente manera: “Y ahora Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablemos tu palabra, mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios, mediante el nombre de tu Santo Hijo Jesús. Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la Palabra de Dios” Hch. 4:29-31.

Que gloriosa respuesta a la oración. Dios, con su oído atento espera que los discípulos de hoy le busquemos con la misma fe y solicitud. De cierto el poder divino no se hará esperar, si por medio de la oración buscamos la respuesta, que sólo de Dios puede venir. Es sin duda la oración, uno de los elementos más poderosos en la vida devocional de la Iglesia de todos los tiempos.

· Adoración:
La adoración, es la acción de cantar u orar al Señor, exaltando lo que Dios “es”. Es decir, proclamar sus atributos de Soberanía, Santidad, Omnipotencia, Omnisciencia y Omnipresencia.

“Adoren a Jehová en la hermosura de la santidad, teman delante de él toda la tierra” Salmo 96:9.

Dios busca adoradores, que deseen entrar en las profundidades de su presencia. La personalidad divina, es maravillosa; su clemencia, su gran paciencia con el pecador y su santidad absoluta. Además, debemos pensar que Dios Padre fue capaz de despojarse de su Hijo Jesucristo, también está dispuesto a compartir con nosotros su presencia y espíritu.

“Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que le adoren” Juan 4:23-24.

· Alabanza:
La alabanza es proclamar, normalmente a través del canto, los hechos prodigiosos y cotidianos que Dios “hace”. Exaltar la gloria de nuestro Salvador, destacando su gracia y poder. “Grande es Jehová, y digno de suprema alabanza, y su grandeza es inescrutable” Salmo 145:3.

El apóstol Juan registra el memorable cántico de Moisés, con las siguientes palabras: “Grande y maravillosas son tus obras, Señor, Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos. ¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? Pues sólo tú eres Santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado” Apoc. 15:3-4.

Ciertamente es y será el privilegio de los santos de todos los tiempos, alabar al único Dios, nuestro Salvador. Esta actividad de culto, trasciende la esfera terrenal, pues los ángeles en el cielo también adoran a Dios. En la eternidad, la iglesia del Señor, cantará y adorará al Cordero por los siglos de los siglos. Juan pone de manifiesto la adoración de los veinticuatro ancianos en el cielo, con las siguientes palabras: “Cada vez que esos seres vivientes dan gloria y honor y gracias al que está sentado en el trono, al que vive por todos los siglos, los veinticuatro ancianos se arrodillan ante él y lo adoran, y arrojando sus coronas delante del trono, dicen: Tú eres digno, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria, el honor y el poder, porque tú has creado todas las cosas; por tu voluntad existen y han sido creadas” Apoc. 4:9-11.

· Lectura de las Sagradas Escrituras:

La lectura de la Biblia no ayuda a formar el carácter cristiano, y nos otorga el conocimiento oficial de la Trinidad, y de las doctrinas fundamentales, tales como: Salvación, pecado, cielo, infierno, redención, etc. Jesucristo nos enseña con estas palabras: “Escudriñen las Escrituras, porque a ustedes les parece que en ellas tienen la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí Jn. 5:39 (traducción del autor).

Pablo, da testimonio a Timoteo acerca de La Biblia, diciendo: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir para instruir en justicia A fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” 2 Timoteo 3:16-17. Jamás es tiempo perdido, el invertido en el estudio de la Palabra de Dios. La revelación escrita que el Señor nos dio, es como una luz en nuestro caminar diario. Dar a conocer al verdadero Salvador, y su plan de salvación, es el propósito principal de la Biblia. Dios se autorrevela al hombre, debido a que ésta es la única forma en que le podamos conocer. El mensaje de la Biblia, con sus consejos y promesas, nos darán aliento y valor en la vida cristiana.

Las doctrinas bíblicas, más las cientos de promesas en ella contenidas, son un rico nutriente para nuestra vida espiritual. Cada promesa, es como un ladrillo que nos permite construir un sólido edificio, cimentado en Dios mismo.

La Biblia, en sus sesenta y seis libros, es el infalible mensaje divino para la salvación del hombre. A lo largo de aproximadamente mil quinientos años se acuñó este legado doctrinal, que ha forjado el carácter de millones de personas. Las Sagradas Escrituras nos permiten ser libres del pecado, y reencontrarnos con nuestro Creador.

En sus páginas están contenidos los eventos espirituales más trascendentales, es decir: La Creación del Mundo y del hombre, también la gloria y caída de la primera pareja humana. Además, se indica la dispersión de la humanidad en Babel, el diluvio, el pacto abrahámico, la formación del pueblo escogido y su larga historia hasta el nacimiento del Mesías prometido, Jesucristo. También la Biblia narra episodios importantes de la vida de los apóstoles, y de la iglesia primitiva. Contiene profecías escatológicas, es decir, para los últimos tiempos. En estas profecías, se nos cuenta acerca de la Gran Tribulación, la batalla de Armagedón, la segunda venida de Jesucristo (parusía); la última guerra mundial en Gog y Magog, el Juicio del gran Trono Blanco, el destino eterno de las almas en el lago de fuego, para los perdidos, y el nuevo cielo y nueva tierra, para los redimidos por Jesús.

No incluir a nuestra vida devocional, el estudio serio de la Palabra de Dios, es perder la oportunidad de conocer y participar del plan histórico que Dios trazó para la Iglesia y la humanidad.

5) Resultados de abandonar la vida espiritual:

El abandono de la vida espiritual, suele ser habitual al correr de los años. Cuando el creyente está en el primer amor, pasar tiempo con Dios es una actividad recurrente y muy grata. Pasar horas pensando en nuestro amado espiritual, y deleitarnos en su presencia parece serlo todo. Lamentablemente, debido al activismo secular o religioso, se suele dejar de lado el tiempo devocional. Pedir a Dios, lanzarnos en proyectos de fe, y luchar contra nuestras pasiones, pueden envolvernos de tal forma que aparten nuestra atención de buscar la intimidad con el Señor.

Un análisis del mensaje de Jesucristo a la iglesia de Éfeso, revela el siguiente diagnóstico:

“Yo sé todo lo que haces; conozco tu duro trabajo y constancia, y sé que no puedes soportar a los malos. También sé que has puesto a prueba a los que se dicen ser apóstoles y no lo son, y has descubierto que son mentirosos. Has sido constante, y has sufrido mucho por mi causa, sin cansarte. Pero tengo una cosa contra ti: Ya no tienes el mismo amor del principio” Apoc. 2:2-4 (versión Dios Habla Hoy).

Con el propósito de prevenir este mal, conozcamos algunos resultados de abandonar la vida devocional.

· Deterioro en la relación personal con Dios.
· Pérdida de la visión espiritual y de los objetivos fundamentales del Ministerio o liderazgo.
· Debilitamiento gradual de la unción o gracia espiritual
· Vulnera nuestra santidad personal, y nos deja propensos al pecado.
· Disminuye nuestra autoridad frente al reino de las tinieblas.
· Rompe la comunión con el Espíritu Santo.

El salmista David clama a Dios rogando: “No me eches de delante de ti, y no quites de mí tu Santo Espíritu. Vuélveme el gozo de tu salvación, y espíritu noble me sustente” Salmo 51:11-12.

Podemos concluir que la vida devocional, es muy importante en cada creyente, y se hace vital en un líder. Dios, simplemente no puede usar a un líder que descuide este aspecto de su vida. La carencia de una sincera y permanente vida espiritual, ha transformado a muchos líderes, ministros y organismos eclesiásticos, en verdaderos cementerios espirituales. Nunca debemos dejar que nuestros recursos, experiencia o posición piramidal en la estructura de la iglesia, reemplace nuestra devoción a Dios. Por el contrario, una adecuada, y tal vez ardiente vida espiritual, dejarán ver sus gloriosos resultados, tanto personales, familiares como ministeriales. La bendición llegará aún a nuestra ciudad local y más allá.

La Biblia nos cuenta de un piadoso rey, de nombre Ezequías, quien no solo reconstruyó el Templo de Jerusalén, sino que también, restauró la alabanza y adoración en los cultos. Ezequías mandó avisar a todo Israel y Judá, para invitarlos a celebrar la fiesta de la “pascua”. Así pues, una gran multitud de hebreos se reunieron en Jerusalén para celebrar esta santa convocatoria. Los sacerdotes y levitas comenzaron paulatinamente a consagrarse a Jehová, y a purificar sus vidas mediante la oración y ofrendas por sus pecados. Fue tanta la alegría y favor del Señor que el libro de Crónicas registra lo siguiente:

“Ezequías oró por ellos, diciendo: Señor bondadoso, perdona a todos los de corazón sincero que te buscan a ti, Oh Señor, Dios de sus antepasados, aunque no se hayan purificado como requiere la santidad del Templo. Y el Señor atendió la petición de Ezequías y perdonó al pueblo. Así que durante siete días, los israelitas que se encontraban en Jerusalén celebraron con mucha alegría la fiesta de los panes sin levadura. Y los sacerdotes y levitas estuvieron alabando diariamente al Señor con imponentes instrumentos de música sagrada. Ezequías felicitó a todos los levitas que habían demostrado buena disposición para el servicio del Señor. Y después de haber participado de la comida de la fiesta durante siete días, de haber ofrecido sacrificios de reconciliación y de haber alabado al Señor, Dios de sus antepasados. Toda la comunidad decidió prolongar la fiesta por otros siete días, lo que hicieron muy contentos; porque Ezequías, rey de Judá, regaló a la comunidad mil becerros y siete mil ovejas, y por su parte las autoridades regalaron al pueblo mil becerros y diez mil ovejas. Muchos sacerdotes se purificaron.

Hubo, pues, mucha alegría en Jerusalén, porque desde los tiempos de Salomón, hijo de David y rey de Israel, no había ocurrido nada semejante en Jerusalén. Después los sacerdotes y levitas, de pie, bendijeron al pueblo; y el Señor les escuchó, y su oración llegó al cielo, el lugar donde el Dios Santo reside”. 2 Cr. 30: 18b-24, 26-27 versión popular.

Al continuar leyendo la narración bíblica, nos podemos dar cuenta que la purificación del templo y de sus sacerdotes, más la celebración de la pascua, trajeron un avivamiento espiritual y moral a Israel. También, el incremento de la vida devocional, produjo temor reverente en el pueblo, con la normal consecuencia de la santificación, fruto que atrae el favor de Dios.

Dios libró a Judá de la invasión de Senaquerib, poderoso rey de Asiria, y prolongó en quince años más la vida del piadoso rey Ezequías. El cronista señala el reinado de Ezequías, con las siguientes palabras: “Ezequías gozó de grandes riquezas y honores, y llegó a acumular grandes cantidades de plata, oro, piedras preciosas, perfumes, escudos, y toda clase de objetos valiosos. Construyó también almacenes para guardar los cereales, el vino y el aceite, y establos para toda clase de ganado, y rediles para los rebaños. Además, hizo construir ciudades, y tuvo mucha ganado mayor y menor, pues Dios le concedió muchísimos bienes” 2 Cr.32: 27-29 (Versión popular).

Oro a Dios, para que hoy levante líderes que conduzcan a la Iglesia a la adoración y santificación. Como un gran ejército, necesitamos que el Señor nos dirija usando generales conforme a su corazón. Hombres fuertes y decididos, que pastoreen con santidad y amor a las ovejas de la casa de Dios.

Alabo al Señor Dios Todopoderoso, por todos aquellos pobres de espíritu, que reconociendo sus limitaciones, no cesan de buscar la gracia y el socorro del Cielo cada día en profunda adoración. “Gracias Señor Jesús, por permitirnos tener una vida devocional”.