domingo, 11 de enero de 2009

Presentación de Alex Salgado World Ministries










Ministerios Internacional Alex Salgado

Alex Salgado World Ministries.

Dios llamó al pastor Alex Salgado Daroch desde muy niño y puso en él la pasión por predicar Las Sagradas Escrituras. Después de más de 20 años compartiendo el mensaje de Salvación y Comunión del Espíritu Santo en Chile, Dios internacionaliza su ministerio pastoral y de conferencias.
El Ministerio mundial Alex Salgado es el brazo internacional de la Iglesia Evangélica Orando con Cristo, ubicada en la Comuna de Maipú, en Santiago de Chile, que pastorea junto a su esposa Edith desde hace 10 años.
Desde el año 2002, el reverendo Salgado ha viajado por los Estados Unidos llevando una semilla de paz y bendición a todas las numerosas iglesias que le han acogido. Desarrollando su principal labor en los Estados de New Jersey, New York, Rhode Island, North Carolina y Florida.

Consiente de la enorme labor que la iglesia en las naciones debe realizar para ganar el mundo para Cristo, cada año renovamos nuestro esfuerzo para tender un puente de gracia entre los hombres y Dios.
Agradecemos profundamente a nuestro Señor Jesucristo que nos llamó para servirle, y lo hacemos con gozo buscando cada día su dirección y nuevas fuerzas. También agradecemos a los amigos en las naciones que nos comparten su amor, fe y hospitalidad.

Oramos para que Dios nuestro Padre nos siga abriendo muchas puertas para extender su poderoso Reino, y que podamos aportar en lo que nos compete, para que toda la tierra sea llena de la Gloria de Dios.

Su servidor, Alex Salgado.

Pastora Edith Canales de Salgado



























Directorio de la Iglesia Evangélica Orando con Cristo (IGLEVOC)






















De izquierda a derecha.

Varones: Pastor Daniel Canales, pastor Alex Salgado, diáconos Oscar
Ugalde y Rodrigo Acevedo.

Mujeres: Pastora Edith Canales, diaconiza Gladys Ferreira, pastora Rosa Mori y diaconiza Elena López.



Pida su ejemplar de Enciclopedia Bíblica ilustrada en Cd, o la Conferencia presencial al correo: alexsalgadod@gmail.com



























COMO LAS AGUILAS.


Cuando las águilas envejecen su pico es largo y puntiagudo, se curva, apuntando contra el pecho, sus alas están envejecidas y pesadas, y sus plumas gruesas, volar se hace ya tan difícil que entonces el águila, tiene dos alternativas: morir o enfrentar un doloroso proceso de renovación que durará 150 días, 5 meses. Ese proceso consiste en volar hacia lo alto de una montaña y quedarse ahí en un nido cercano a un paredón donde no tenga la necesidad de volar, después de encontrar ese lugar, el águila empieza a golpear su pico en la pared hasta conseguir arrancarlo, luego debe esperar el crecimiento de uno nuevo, con el que desprenderá una a una sus uñas, hasta que estas vuelvan a nacer, comenzará a desplumar cada una de sus viejas plumas y después de ese tiempo sale para su vuelo de renovación a vivir aproximadamente 30 años más.

La renovación es vital para el águila y aun para nosotros!! La vida es muy agitada, muy complicada. Tentaciones, aflicciones, necesidades, enfermedad, crisis familiar, quiebra económica…. Todas son caras que agobian, que roban nuestras fuerzas y hasta nuestra visión.

Algunos terminan en la resignación, otros en amarguras, pero nosotros, usted y yo, estamos llamados a imitar al águila: renovar nuestras vida y nuestras fuerzas para extendernos hacia adelante: El águila va hacia lo alto de las montañas y ahí hace su renovación. Nosotros hemos de ir mucho mas alto, a la misma presencia de Dios, por medio de la oración y la lectura de la Palabra de Dios y quedarnos ahí renovando nuestras fuerzas y vida!

Dios mismo dice que busca rejuvenecernos como el águila!! Dios no nos quiere ni frustrados, ni amargados, ni con el animo pro los suelo matando nuestros sueños y visión: Dios quiere renovarnos. Es como una fuente de agua: Usted tiene que acercase a la fuente si desea saciar y parar su sed!!

Hoy, deténgase un momento, y hable con Dios, busque en el fuerzas nuevas!

Isaías 40:29-31

El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas.
Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen;
pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas;
levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán;
caminarán, y no se fatigarán.


Bendición y paz en este gran día!
Sinceramente,

Rev Juan Fco & Ruthy Ordóñez
Ministerios La Gracia
CCI del Norte
Testimonio Real

Todos los domingos por la tarde, después del servicio mañanero en la iglesia, el Pastor y su hijo de 11 años iban al pueblo a repartir volantes a cada persona que veían. Este domingo en particular, cuando llegó la hora de ir al pueblo a repartir los volantes, el tiempo estaba muy frío y comenzó a lloviznar. El niño se puso su ropa para el frío y le dijo a su padre, 'OK, papá, estoy listo'.

Su papá, el Pastor, le dijo, 'Listo para qué?'

'Papá, es hora de ir afuera y repartir nuestros volantes.'

El papá respondió, 'Hijo, esta muy frío afuera y está lloviznando.'

El niño miró sorprendido a su padre y le dijo, 'Pero Papá, la gente se esta yendo al infierno aún en los días lluviosos.'

El Papá contestó, 'Hijo yo no voy a ir afuera con este tiempo.'

Con desespero, el niño dijo, 'Papá, puedo ir yo solo? Por favor?

Su padre titubeó por un momento y luego dijo, 'Hijo, tú puedes ir. Aquí tienes los volantes, ten cuidado.'

'Gracias papá!'

Y con esto, el hijo se fue debajo de la lluvia. El niño de 11 años caminó todas las calles del pueblo, repartiendo los volantes a las personas que veía.

Después de 2 horas caminando bajo la lluvia, con frío y su último volante, se detuvo en una esquina y miró a ver si veía a alguien a quien darle el volante, pero las calles estaban totalmente desiertas. Entonces él se viró hacia la primera casa que vio, caminó hasta la puerta del frente, tocó el timbre varias veces y esperó, pero nadie salió.

Finalmente el niño se volteó para irse, pero algo lo detuvo. El niño se volteó nuevamente hacia la puerta y comenzó a tocar el timbre y a golpear la puerta fuertemente con los nudillos. Él seguía esperando, algo lo aguantaba ahí frente a la puerta. Tocó nuevamente el timbre y esta vez la puerta se abrió suavemente.

Salió una señora con una mirada muy triste y suavemente le preguntó, 'Qué puedo hacer por ti, hijo.'

Con unos ojos radiantes y una sonrisa que le cortaba las palabras, el niño dijo, 'Señora, lo siento si la molesté, pero sólo quiero decirle que *JESÚS REALMENTE LA AMA* y vine para darle mi último volante, que habla sobre JESUS y SU GRAN AMOR. El niño le dio el volante y se fue.

Ella lo llamó y le dijo, 'GRACIAS, HIJO, y que DIOS te bendiga.'

Bien, el siguiente domingo por la mañana el pastor estaba en el púlpito y cuando comenzó el servicio preguntó, 'Alguien tiene un testimonio ó algo que quiera compartir?.

Suavemente, en la fila de atrás de la iglesia, una señora mayor se puso de pie. Cuando empezó a hablar, una mirada radiante y gloriosa brotaba de sus ojos, 'Nadie en esta iglesia me conoce. Nunca había estado aquí, incluso todavía el domingo pasado no era Cristiana. Mi esposo murió hace un tiempo atrás dejándome totalmente sola en este mundo. El domingo pasado fue un dia particularmente frío y lluvioso, y también lo fue en mi corazón; ese día llegué al final del camino, ya que no tenía esperanza alguna ni ganas de vivir. Entonces tomé una silla y una soga y subí hasta el ático de mi casa. Amarré y aseguré bien un extremo de la soga a las vigas del techo; entonces me subí a la silla y puse el otro extremo de la soga alrededor de mi cuello. Parada en la silla, tan sola y con el corazón destrozado, estaba a punto de tirarme cuando de repente escuché el sonido fuerte del timbre de la puerta. Entonces pensé, 'Esperaré un minuto y quien quiera que sea se irá'.

Yo esperé y esperé, pero el timbre de la puerta cada vez era más insistente, y luego la persona comenzó a golpear la puerta con fuerza. Entonces me pregunté, QUIEN PODRÁ SER? Jamás nadie toca mi puerta ni vienen a verme! Solté la soga de mi cuello y fui hasta la puerta, mientras el timbre seguía sonando cada vez con mayor insistencia.

Cuando abrí la puerta no podía creer lo que veían mis ojos, frente a mi puerta estaba el más radiante y angelical niño que jamás había visto. Su sonrisa, ohhh, nunca podré describirla! Las palabras que salieron de su boca hicieron que mi corazón, muerto hace tanto tiempo, volviera a la vida, cuando dijo con voz de querubín , 'SEÑORA , sólo quiero decirle que JESÚS realmente la ama.'

'Cuando el pequeño ángel desapareció entre el frío y la lluvia , cerré mi puerta y lei cada palabra del volante. Entonces fui al ático para quitar la silla y la soga. Ya no las necesitaría más. Como ven ---- ahora soy una hija feliz del REY. Como la dirección de la iglesia estaba en la parte de atrás del volante, yo vine personalmente decirle GRACIAS a ese pequeño ÁNGEL DE DIOS que llegó justo a tiempo y, de hecho, a rescatar mi vida de una eternidad en el infierno.'

Todos lloraban en la iglesia, y le daban Gloria y honor al REY DE REYES. El Pastor bajó del pulpito hasta la primera banca del frente, donde estaba sentado el pequeño ángel; tomó a su hijo en sus brazos y lloró y gimió incontrolablemente.

Probablemente la iglesia no volvió a tener un momento más glorioso, y probablemente este universo nunca a tenido un padre más lleno de amor y honor por su hijo.....excepto por uno. Este otro PADRE permitió a su hijo venir a un mundo frío y oscuro, de modo que Él recibió de regreso a su Hijo con una alegría indescriptible; y todo el cielo le dio gloria y honor a su Hijo amado, el REY DE REYES, a quien sentó a la diestra de su trono y le dio poder sobre todo principado, y cuyo nombre está sobre todo nombre, JESÚS.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

ASWM - Internacional




Pastores y Amigos de ASWM en Chile y Estados Unidos.


















Pastor Alex Salgado, junto a su esposa Edith y su hija Daniela.

















Familia Becerra. Selma, North Carolina. USA.

















Pastor Sergio Marshhaussen, Renca. Santiago de Chile.





















Pastor Carlos Núñez, North Carolina. USA.




















Apóstol Walter Morales. Providence, Rhode Island. Iglesia Dunamis.











Pastor Eliseo Nogueras. Providence. Rhode Island. USA.
















Pastor Jaime Najera. Puerto Rico.












Pastor Ryder Rivas. Puente Alto, Santiago de Chile.
















Pastor Luis Donoso, Maipú. Santiago de Chile.
















Pastora Matilde Nova, Maipú. Santiago de Chile.


















Hermanos de Passaic, New Jersey. USA.

















Familia Chacón, Passaic. New Jersey. USA.























Pastor Miguel Hernandez y su esposa Angélica. La Cisterna, Santiago de Chile.
















Pastor Hector Fernández, Passaic, New Jersey. USA.























Pastor Juan Carlos Poblete. Puente Alto. Santiago de Chile.





















Dr. Pastor Mynor Vargas. Providence. Rhode Island. USA.























Obispo Joel Cerna. Maipú. Santiago de Chile.


martes, 11 de noviembre de 2008

Dad y se os Dará


Cuando alguien presta un dinero, se queda con la pena de “Si le irán a pagar o no”. Mientras el dinero no vuelva, la pena esta allí y aflige. Déjeme hablarle de una clase de préstamo diferente, con garantía de ser pagado con crece de bendiciones; me refiero a darle al pobre…

Recuerdo cuando viví por algunos 15 meses en mi patria Guatemala (Hace 18 años), solía caminar muy a menudo por toda la 6ta avenida de la zona 1 de la ciudad Capital, lo hacía con un lindo propósito; ponía en mi bolsillo muchas monedas de cuarto de quetzal, además me ponía en otro bolsillo un buen poco de billetes e iniciaba así mi recorrido de más de 15 cuadras regalando a los menos afortunados que limosneaban a la orilla de las aceras.

No era mucho lo que daba, pero hacia lo mejor que podía en mis posibilidades, y para ese entonces lo que regalaba era suficiente como para una breve refacción. Aun recuerdo “En vivo color” los ojos de algunos que creían que yo me había equivocado al darles esa cantidad. Hoy en día ya no salgo a esa caminata, pero si me deleito en darle a cada vagabundo que se me atraviesa por el camino; mientras algunas personas se esconden de los limosneros; yo salgo al encuentro de ellos.

En el Presente hago acostumbrados recorridos por casas de ancianos pobres y les llevo una ofrenda (Le llamo La Vía Dolorosa), también les doy una Palabra de fe y hago oración. Además en las navidades y días de acción de gracias suelo salir por las calles de Providence, Rhode Island a buscar vagabundos por las calles para darles un donativo que ayudara a saciar su hambre. Finalmente puedo contar que cada domingo llegan, -vagabundos de diferentes razas y etnias-, llegan a mi Iglesia, y que gozo siento al poder darles a cada uno, cada domingo, para un desayuno o un almuerzo.

La Biblia dice “Dar al pobre es hacerle un préstamo al Señor; Dios pagará esas buenas acciones” (Proverbios 19:17 - NVI)

QUE PUEDO YO DECIR A ESTO: Mí querido Ministro y Siervo de Dios, la Biblia es muy clara al mostrar el corazón de Dios hacia el pobre… tanto que todo lo que demos o hagamos a uno de ellos, Dios mismo promete que nos lo pagará.
Mi consejo Ministerial: Prestémosle hoy y cada vez que podamos, prestémosle dinero a Dios, lo podemos hacer, dándole al pobre y haciendo buenas obras, buenas acciones. Cada Ministro de Dios, Pastor, Capellán, Evangelista, etc., debería tener una lista inmensurable de historias sobre personas a quienes ha ayudado. No pretendo exhortar a nadie, pero si debo decir que es una vergüenza saber de tanto Ministro y Siervo de Dios que se mantiene “Esperando ser servido” en vez de estar sirviendo, “Esperando que les den”, en vez de estar dando. Es tiempo de ocupar nuestro lugar de dador y no de pordioseros… Cuando usted empieza a dar, Dios le confiará mas y mas y empezará a recibir como nunca antes. Compruébelo por usted mismo!

Si gusta podemos hablar más de este, escríbame a mynor1@aol.com, escríbame hoy, estaré esperando su carta

De Pastor a Pastor,

Pastor Mynor A. Vargas, D.D., D.Th.
Consorcio Internacional Shalom.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Biografía Rev. Alex Salgado
















Reseña Biográfica y Ministerial


Pastor Alex Salgado su esposa Edith e hija Daniela.

Alex Salgado Daroch, nació en Parral (Chile) el 27 de noviembre de 1964. Actualmente vive en Santiago, junto a su esposa Edith y su hija Daniela.

Desde niño se destacó por su gran capacidad de recordar historias bíblicas, que más tarde le llevarían por la senda de la predicación y la docencia cristiana. En 1978, a la edad de quince años tiene una experiencia con el Espíritu Santo, que produjo una conversión interna que traería la seguridad de su salvación.

Cursó estudios de Comercio Exterior, y se tituló como Técnico en Administración de Empresas, en el año 1986. Amante del idioma
inglés, estudió dicha lengua el año 1989 y 1990. Complementó dichos estudios con cursos universitarios de computación.

El año 1992, inicia sus estudios teológicos en el Instituto Bíblico Nacional, donde permaneció por seis años. En dicho seminario, se desempeñó como profesor, con lo cual se inicia su actividad docente. En 1996 fundó el Centro de Estudios Bíblicos Pentecostal, “Cebip” Este Instituto interdenominacional, alcanzó una matrícula de ciento siete alumnos, y se
desarrolló en la capital del país y en la ciudad de Temuco. Contó entre sus más cercanos colaboradores al Decano Metropolitano, Jorge Mandiola, y al Decano distrito Sur, Gerardo Canales. Este centro de estudios tuvo como base de sustento, la “Iglesia de Jesucristo Pentecostal”, dirigida por el obispo Alberto Villalón.

Aprovechando su residencia en la comuna de Maipú, el pastor Salgado inició su propia iglesia. Junto a su esposa, su hija, y sus suegros José y Rosita. Emprendió así la gran aventura de formar una congregación ev
angélica. En 1998, nace esta comunidad que se denominó “Ministerio Orando con Cristo”. Este ministerio estuvo inserto hasta junio de 2003 a la “Misión Iglesia Evangélica Pentecostal Reformada”, dirigida por el obispo Emiliano Soto Valenzuela.

En su primer viaje a los Estados Unidos, en septiembre de
2002, el pastor Salgado conoció la “Free Methodist Church”, es decir, la iglesia Metodista Libre, en la ciudad de Providence, Rhode Island, y decidió afiliarse a ella.

El año 2006, la Iglesia Orando con Cristo, se incorporada a la red de Iglesias del Consorcio Internacional Shalom presidido por el pastor Mynor Vargas. Y en el año 2008, pasó a ser parte también de la Fraternidad Apostólica de Bay Ridge Christian Center de New York.

El Doctor (en Teología) Salgado, en julio de 2011, comienza el Seminario Teológico Willis Hoover. Apoyado por el Directorio y el liderazgo de La Iglesia Evangélica Orando con Cristo. Coincidiendo con el lanzamiento de su último libro "Teología Sistemática". A Dios, sea toda la Gloria, Honra, Dominio y Alabanza, desde ahora y por los siglos. Amén.




























viernes, 24 de octubre de 2008

Enciclopedia Bíblica Ilustrada - Edición Libro y en Cd.

La "Enciclopedia Bíblica Ilustrada", desarrollada por el pastor Alex Salgado presenta de una forma sencilla pero muy gráfica toda la Biblia desde Génesis hasta Apocalípsis. Una línea cronológica corre desde el Edén hasta la poderosa revelación escrita por Juan en la Isla de Patmos. Más de cuatrocientas fotografías, dibujos y mapas, son una gran ayuda didáctica y entretenida para ilustrar las Sagradas Escrituras. Una breve presentación de los imperios: Asirio, Caldeo/Babilónico, Medo Persa, Griego y Romano, cimentan la historia mundial en la que se desarrolló el Pueblo escogido.

Israel nace en los lomos de fe de Abraham, pasando por Isaac, Israel, José y sus hermanos. Moises fue el brazo libertador provisto por Dios. Josué nos introduce por fin a la tierra Prometida. Tras un largo y oscuro período de corrupción espiritual y Jueces de gobierno transitorio, llega la esperada monarquía a Israel. Sin duda, David fue el mejor rey de Israel, y su hijo Salomón, el más sabio. Debido a la apostacía que en el transcurso de la historia del pueblo hebreo desarrolló, este fue entregado sistemáticamente a los imperios de turno. Tras el esperado regreso a Tierra Santa de los deportados en los días de Nehemías, se reconsolida el pueblo como nación de Dios.

Nada más glorioso y poderoso que la venida de Jesucristo a la tierra, quien predicó el camino de salvación y lo selló con su propia vida en la cruz. Los apóstoles y la iglesia primitiva continuaron la labor de ganar al mundo para Jesús, los cual la iglesia de hoy perpetúa cada día sobre la faz de la tierra. Las promesas de la Segunda Venida de cristo nos animan y fortalecen, pero también nos entrega la gran responsabilidad de estar preparados y a cuenta con Dios.

Este libro presenta de manera magnífica estas y otras profundas verdades. Sin lugar a dudas es un libro que enriquecerá su vida y la de su iglesia.
Haga su pedido a:
Valor libro en Cd: $ 8.00 (ocho dólares) + gastos de envío

La Autoridad del Cristiano


Autoridad es el dominio, o señorío sobre personas, elementos o territorios. Esta autoridad puede ser transitoria o permanente, humana o divina. A través de este capítulo, descubriremos lo relacionado a la autoridad espiritual del cristiano. Esta autoridad es ejercida cuando llegamos a ser hijos de Dios. Mediante el Espíritu Santo, podemos influenciar y afectar nuestro entorno. A medida que vamos madurando espiritualmente, y conociendo mejor las promesas divinas, nuestra autoridad va creciendo, con el fin de edificar nuestras vidas y la de la iglesia. Un cristiano que usa bien su autoridad, por ejemplo expulsando demonios de los oprimidos por el diablo, en el nombre de Jesús, traerá gloria al nombre de Jehová.

La autoridad del creyente, proviene de: ser hijo de Dios, de las Sagradas Escrituras, y del poder del Espíritu Santo. Conforme nos sujetamos a Dios, el Señor podrá obrar en nuestras vidas, y a través de nosotros llevar bendición y libertad a los demás.

Me impresiona leer el retorno del Hijo del Hombre (Jesús), en su segunda venida, porque trae consigo la más elevada autoridad. Que gran imagen de Cristo, montado en un caballo blanco, vestido de una ropa rojo carmesí, y en su cabeza muchas diademas. El “Rey de reyes y Señor de señores”, retorna en gloria junto a los ejércitos celestiales, vestidos de lino blanco y resplandeciente. Ap. 19:11-16.

La gran autoridad desplegada en la “parusía” (segunda venida), contrasta con la falta de autoridad ejercida en algunos aspectos, por los cristianos de la iglesia actual. Como pastor me doy cuenta de la poca autoridad que se ejerce frente a las enfermedades y los demonios. El desempleo y la falta de autoestima, causan estragos en una iglesia que muchas veces no se atreve a tomar el control. La falta de conciencia, sobre la autoridad delegada sobre la iglesia, nos lleva a estar atados y pasivos a las cambiantes circunstancias de la vida.

Jesucristo, se caracterizó por su forma de hablar “Y se admiraban de su doctrina, porque su palabra tenía autoridad” Lc. 4: 32. Sus enseñanzas estaban llenas de amor. Jesús supo compadecerse de las multitudes como nadie, y ser humilde, pero jamás abandonó su autoridad espiritual.

Jesús inicia su ministerio el Judea, y recibe la unción del Espíritu Santo desde es día de su bautismo. La unción del Espíritu reposa sobre él Maestro, con el fin de capacitarlo para cumplir con el ministerio encomendado por el Padre. Cristo, enseña, predica, sana enfermos y expulsa demonios. Estas fueron sus credenciales permanentes, las que utilizó generosamente y con gran energía. Jesús fue confrontado por el diablo, por los saduceos y fariseos, por Herodes y Pilato, y jamás echó pie atrás. En cada episodio de su vida, Jesús nunca vaciló en usar la autoridad de la Palabra y del Espíritu Santo, tampoco debemos hacerlo nosotros.
Cristo entrega poder a sus apóstoles: “Reuniendo a sus doce discípulos, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios y para sanar enfermedades. Y los envió a predicar el reino de Dios y a sanar a los enfermos. Y saliendo, pasaban por todas las aldeas anunciando el evangelio y sanando por todas partes” Lc. 9:1-2 y 6. Luego comisiona a otros setenta, enviándolos de dos en dos por muchas ciudades de Israel, diciendo: “Y sanad a los enfermos que en ella haya, y decidles: “Se ha acercado a vosotros el reino de Dios”.” Lc. 10: 9.

La presencia del maestro, trascendía todo lugar que visitaba, inundando cada centímetro de la casa en que se encontraba. La gente podía confiar en él. Los enfermos acudían a su presencia, revestidos de alegría y esperanza. ¿Los enfermos que asisten a nuestras reuniones, podrán experimentar lo mismo?.

Pablo exhorta a su discípulo Tito, diciendo: “Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina. Esto habla, y exhorta y reprende con toda autoridad. Nadie te menosprecie.” Tito 2: 1,15.

Dios nos dio autoridad sobre: las enfermedades, los demonios, la naturaleza, y las finanzas. Existen ocasiones en que Dios efectúa milagros de resurrección, dándonos poder sobre la misma muerte. Por fe en Dios, tenemos el mismo potencial que Cristo tuvo en su ministerio terrenal. Jesús dijo: “De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él también las hará, porque yo voy al Padre. Todo lo que pidan al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el hijo. Si algo piden en mi nombre, yo lo haré” Jn. 14:12-14 (traducción del autor).

La autoridad del creyente, se recibe por fe, y se imparte hablando, ordenando y viviéndola cada día. En muchas ocasiones, es necesario ordenar y no ponernos a orar. Por ejemplo, frente a una posesión demoníaca, y también frente a enfermos que necesitan un milagro, o una sanidad inmediata.

El libro de los Hechos, narra una maravillosa historia, donde se da testimonio sobre lo ocurrido con dos discípulos del Señor, Eneas y Dorcas, donde se muestra la autoridad espiritual del apóstol Pedro. Además se pone de manifiesto el poder y la misericordia de Dios, quien responde con un milagro frente a la fe del apóstol. La iglesia de hoy está en constante desafío de volver, y permanecer en el poder carismático que habitaba a diario sobre la iglesia primitiva. Algunos piensan que este poder, y los dones sobrenaturales del Espíritu fueron solamente para el tiempo de los primeros apóstoles, pero sabemos que Dios es el mismo ayer, hoy y por los siglos. El brazo de Jehová no se ha acortado para salvar, ni su oído se ha hecho sordo para oír el clamor de su pueblo. Las señales siempre seguirán únicamente a los que creen, no a los que buscan entre líneas argumentos para permanecer en incredulidad. ¡Vamos! Atrevámonos a poner toda nuestra esperanza en Dios, y jamás seremos avergonzados.

Pues bien, el texto bíblico registra estos eventos milagrosos, mencionando lo siguiente:

“Aconteció que Pedro, visitando a todos, vino también a los santos que habitaban en Lida. Y halló a uno que se llamaba Eneas, que hacía ocho años que estaba en cama, pues era paralítico. Y le dijo Pedro: Eneas, Jesucristo te sana; levántate, y haz tu cama. Y enseguida se levantó. Y le vieron todos los habitantes en Lida y en Sarón, los cuales se convirtieron al Señor.

Había entonces en Jope una discípula llamada Tabita, que traducido quiere decir, Dorcas. Esta abundaba en buenas obras y en limosnas que hacía. Y aconteció que en aquellos días enfermó y murió. Después de lavada, la pusieron en una sala. Y como Lida está cerca de Jope, los discípulos oyeron que Pedro estaba allí, le enviaron dos hombres, a rogarle: No tardes en venir a nosotros, Levantándose entonces Pedro, fue con ellos; y cuando llegó, le llevaron a la sala, donde le rodearon y mostraron las túnicas y los vestidos que Dorcas hacía cuando estaba con ellas.

Entonces, sacando a todos, Pedro se puso de rodillas y oró; y volviéndose al cuerpo, dijo: Tabita, levántate. Y ella abrió los ojos, y al ver a Pedro, se incorporó. Y él, dándole la mano, la levantó; entonces, llamando a los santos y a las viudas, la presentó viva Hch. 9: 32-43”.

Podemos afirmar confiadamente, que si vivimos por fe, alcanzaremos el poder y la autoridad. El que vive por la fe, vive en autoridad. Nuestra autoridad, está condicionada a la obediencia a Dios. Si no nos sometemos a Dios, nuestra autoridad se esfuma, el apóstol Santiago, instruye acertadamente, diciendo: “Sométanse, pues, a Dios; resistan al diablo, y huirá de ustedes” Stg. 4:7.

Lucas, narra un fascinante episodio en alta mar, en donde la fuerza de la naturaleza es confrontada a una mayor. Es decir, la autoridad del Hijo de Dios.

“Aconteció un día, que entró en una barca con sus discípulos, y les dijo: Pasemos al otro lado del lago. Y partieron. Pero mientras navegaban, Jesús se durmió. Y se desencadenó una tempestad de viento en el lago; y se anegaban y peligraban.

Y vinieron a él y le despertaron, diciendo: ¡Maestro, Maestro, que perecemos! Despertando él, reprendió al viento y a las olas; y cesaron, y se hizo gran bonanza.

Y les dijo: ¿Dónde está su fe? Y atemorizados, se maravillaban, y se decían unos a otros: ¿Quién es éste, que aun a los vientos y a las aguas manda y le obedecen? Lc. 8:22-25 (traducción del autor).

Podemos extraer algunas verdades importantes. Tales como: El temor, arrebató la fe de los discípulos. La autoridad del creyente está por sobre las fuerzas naturales. No son las circunstancias las que dan la última palabra, sino el poder de Dios. Y finalmente, no importa todo lo cerca que esté Dios de nosotros, sin fe, no podemos acceder a su poder.

Estar en medio de una tempestad, navegando por un gran lago, en que la fuerza del agua es imponente. La bien conocida impetuosidad del viento, hizo flaquear la confianza de los discípulos. Me llama la atención, que la presencia física del maestro, nos les haya infundido el suficiente valor para estar confiados. Muchas veces, en medio de grandes cultos de avivamiento, podemos ver a personas tan atadas, debido a su incapacidad de confiar que Dios les dará victoria sobre sus dificultades.

Ya hemos conversado que el temor, es la puerta de escape a la fe. El temor desata el poder del diablo, sin embargo, la fe desata el poder de Dios. El temor nos viste de fragilidad, mientras que la fe, de fortaleza. El temor y la fe se establecen en el corazón, ambos se desarrollan por nuestras palabras. El temor, es confianza en el daño que puede hacernos el diablo. La fe es confianza en lo que Dios, puede hacer por nosotros.

Jesucristo, se levanta como el Señor de la naturaleza. Su incomparable autoridad, sobrepuja a la de todo lo creado, por algo es Jesucristo el primogénito (el principal, la razón de ser) de la creación Col. 1:15. Su palabra es ley, el mar y el viento la conocen, y la obedecen. El mundo entero fue hecho por el poder de la Palabra de Dios, y la creación reconoce la mano de autoridad de su Hacedor. Esa misma autoridad, Dios quiere que tú y yo ejerzamos. La idea de creyentes timoratos y asustadizos, jamás pasó por la mente de Dios. Su voluntad es que nos vistamos de su fuerza y demos la batalla de la fe, con gozo y decisión.

“Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra” Gn. 1: 28 (R. V. 1960).

Existe un relato del Antiguo testamentario, que ilustra magníficamente la lucha de poder. El despliegue de autoridad entre un gigante, y un joven y piadoso pastorcillo. El poderoso gigante, de nombre Goliat, hablaba con soltura e irreverencia, porque sabía la magnitud de su fuerza física. Sin embargo, David el pastor de ovejas, había establecido su confianza en el nombre de Dios.

Es maravilloso conocer al joven David, quien teniendo todas las circunstancias visibles en su contra, no temió desafiar al paladín de los filisteos. David, que más tarde llegaría a ser rey sobre todo Israel, aprendió desde muy niño a fundar sus fuerzas, en el potencial ilimitado de Dios. Jehová Nissi, o Jehová es mi estandarte, revelado a Moisés en la gran batalla contra Moab, era glorificado en la confianza absoluta del pastor.

El gigante Goliat, hombre diestro en la guerra, de casi tres metros de altura, estableció su autoridad sobre su superioridad física. Goliat, se levanta como el supremo campeón del pueblo impío, deslumbrando a los escuadrones de Israel, con su estatura, su bravura, y su fuerza interior. Este formidable coloso, refulgía como un astro, con su resplandeciente armadura. Su gran espada batida al viento, era un enorme aviso de amenaza y muerte. Todo Israel sabía, incluso el rey Saúl, que no existía entre sus filas ningún soldado que pudiera hacer frente a dicho adversario.

En primera de Samuel, capítulo 17, El profeta Samuel relata este episodio, describiendo los acontecimientos con mucha fuerza y pasión: “Salió del campamento de los filisteos un paladín llamado Goliat, oriundo de Gat. Que medía seis codos y un palmo de altura. Llevaba un casco de bronce en su cabeza y vestía una coraza de malla; la coraza pesaba cinco mil ciclos de bronce. En sus piernas tenía canilleras de bronce y una jabalina de bronce a la espalda. El asta de su lanza era como un rodillo de telar y la punta de su lanza pesaba seiscientos siclos de hierro. Delante de él iba su escudero.

Goliat se paró y dio voces a los escuadrones de Israel, diciéndoles: ¿Para qué os habéis puesto en orden de batalla? ¿No soy yo el filisteo y vosotros los siervos de Saúl? Escoged de entre vosotros un hombre que venga contra mí. Si él puede pelear conmigo y me vence, nosotros seremos vuestros siervos; y si yo puedo más que él y lo venzo, vosotros seréis nuestros siervos y nos serviréis.

Al escuchar Saúl y todo Israel estas palabras del filisteo, se turbaron y tuvieron mucho miedo” 1° S. 17:4-9,11.

Cada vez, que nos enfrentemos a un gran reto en la vida, tendremos que lidiar contra el temor. Temor a un poder aparentemente mayor, temor a un consistente desafío financiero, temor a los infaltables enemigos de la fe, y temor a caminar por una senda desconocida. Sea cual fuere el origen de nuestro temor, expúlsalo de tu vida, y avanzarás.

El rey Saúl, había sido desechado por Dios, por su carácter orgulloso y por su desobediencia. A pesar que Saúl era el hombre más alto de Israel, tenía un corazón desposeído del valor y la autoridad de Dios, lo que lo hacía pequeño interiormente.

El libro de Samuel, continúa su relato diciendo: “David era hijo de aquel hombre efrateo, oriundo de Belén de Judá, llamado Isaí, el cual tenía ocho hijos. En tiempos de Saúl este hombre era ya viejo, de edad muy avanzada, y los tres hijos mayores de Isaí se habían ido a la guerra para seguir a Saúl.

Salía, pues, aquel filisteo por la mañana y por la tarde, y así lo hizo durante cuarenta días. Todos los hombres de Israel que veían a aquel hombre huían de su presencia y sentían gran temor. Y cada uno de los de Israel decía: “¿No habéis visto a aquel hombre que ha salido? El que se adelanta para provocar a Israel. Al que lo venza, el rey le proporcionará grandes riquezas, le dará a su hija y eximirá de tributos a la casa de su padre en Israel”. Entonces habló David a los que estaban junto a él, diciendo: ¿Qué harán al hombre que venza a este filisteo y quite el oprobio de Israel? Porque ¿Quién es este filisteo incircunciso para que provoque a los escuadrones del Dios viviente? 1 S. 17:12-13; 24-26.

Podemos rescatar dos principios muy importantes, en esta narración. Primero, David no consulta sobre el arsenal bélico de Goliat, él pregunta: ¿Cuál es la recompensa para el que lo venciere?. Si bien es cierto, todo desafío personal, o ministerial, trae consigo una gran cuota de sacrificio, no debemos dejar que estos escollos empañen nuestra visión de la victoria final. Si al levantarnos por la mañana, sólo podemos ver los gigantes de cada nuevo desafío, es mejor que nos volvamos a acostar, hasta cobrar el verdadero valor de Dios. El sepulcro está lleno de riquezas, de grandes empresas, de bellas familias y de poderosos ministerios, que nunca se llevaron a cabo, porque los hombres jamás tuvieron el valor para concretarlos.

El libro de Apocalipsis, no habla de muchas bendiciones para los que venzan el pecado, y desarrollen vidas agradables a Dios. Leerlas nos anima a seguir luchando, y no rendirnos jamás.

“Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida, que está en medio del paraíso de Dios” Ap. 2:7.

“El vencedor será vestido de vestiduras blancas, y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles” Ap. 3:5.

“Al vencedor yo lo haré columna en el templo de mi Dios y nunca más saldrá de allí. Escribiré sobre él el nombre de mi Dios y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo con mi Dios, y mi nombre nuevo” Ap. 3:12.

“Al vencedor le concederé que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en su trono” Ap. 3:21.

“El vencedor heredará todas las cosas, y yo seré su Dios y él será mi hijo” Apoc. 21:7.

Lo segundo, se desprende de la pregunta hecha por David, cuando dijo: ¿Quién es este filisteo incircunciso para que provoque a los escuadrones del Dios viviente?. Hasta ahora, David es el único que reconoce que el ejército de Israel, es propiedad de Dios. El pastor reconoció mejor que nadie que la verdadera lucha de poderes, no era entre simples hombres, sino entre Goliat, símbolo satánico, e Israel, siervos de Jehová.

Ofender a los escuadrones de Israel, era ofender a Dios mismo, por eso David tomó la provocación del filisteo, como un insulto a la gloria y autoridad de Jehová de los Ejércitos. Encontramos este mismo principio, cuando Saulo es confrontado por Cristo, camino a Damasco. Saulo, había perseguido a los cristianos con furia, su despiadado celo legalista, causaba grandes estragos en la iglesia primitiva. Saulo jamás imaginó que su maltrato hacia los creyentes, sería tomado como un maltrato a Dios. Jesucristo, en su gloriosa aparición exclama diciendo: “Saulo, Saulo, ¿Por qué me persigues? Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tu persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón” Hch. 9:4-5.

Cuando los comentarios de David, llegan a oídos de Saúl, el rey lo hace venir a su presencia. El joven pastor habla a su señor el rey, diciendo: “Tu siervo era pastor de las ovejas de su padre. Cuando venía un león o un oso, y se llevaba algún cordero de la manada, salía yo tras él, lo hería y se lo arrancaba de la boca; y si se volvía contra mí, le echaba mano a la quijada, lo hería y lo mataba. Ya fuera león o fuera oso, tu siervo lo mataba; y este filisteo incircunciso será como uno de ellos, porque ha provocado al ejército del Dios viviente. Jehová_ añadió David _, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de las manos de este filisteo.

Dijo Saúl a David: Ve, y que Jehová sea contigo. Luego tomó David en la mano su cayado y escogió cinco piedras lisas del arroyo, las puso en el saco pastoril, en el zurrón que traía, y con su honda en la mano se acercó al filisteo. Cuando el filisteo miró y vio a David, no lo tomó en serio, porque era apenas un muchacho, rubio y de hermoso parecer. El filisteo dijo a David: ¿Soy yo un perro, para que vengas contra mí con palos? Y maldijo a David invocando a sus dioses.

La lucha estaba por comenzar, y Goliat había invocado a sus dioses, lo que terminaba por declarar que esta sería una lucha entre dos hombres, que representaban sus dioses. Una lucha directa, entre Jehová de los ejércitos y las deidades filisteas, tales como el dios Dagón. El ambiente estaba tenso, y las huestes de ambos ejércitos estaban expectantes. El campeón que venciera, daría la autoridad a su pueblo sobre sus enemigos. Goliat prorrumpe con gran voz, diciendo: “Ven hacia mí y daré tu carne a las aves del cielo y a las bestias del campo.

Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina; pero yo voy contra ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. Jehová te entregará en mis manos, yo te venceré y te cortaré la cabeza. Y hoy mismo entregaré tu cuerpo y los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra, y sabrá toda la tierra que hay Dios en Israel. Y toda esta congregación sabrá que Jehová no salva con espada ni con lanza, porque de Jehová es la batalla y él les entregará en nuestras manos.

Aconteció que cuando el filisteo se levantó y comenzó a andar para ir al encuentro de David, David se dio prisa y corrió a la línea de batalla contra el filisteo. Metió David su mano en la bolsa, tomó de allí una piedra, la tiró con la honda e hirió al filisteo en la frente. La piedra se clavó en la frente del gigante y cayó a tierra sobre su rostro. Así venció David al filisteo y lo mató, sin tener David una espada en sus manos. Entonces corrió David y se puso sobre el filisteo; tomó su espada, la sacó de la vaina, lo acabó de matar. Y David le cortó la cabeza a Goliat frente a todo el pueblo, confirmando la supremacía y autoridad de Dios sobre sus enemigos”.

Jesucristo, nos entregó la responsabilidad de ser testigos de Dios por toda la tierra. También nos entregó la autoridad necesaria para cumplir con esta tarea. Cristo, vino como representante de Dios para llevar a cabo el plan de redención, y arrebatar al diablo el reino que éste le robó a Adán. Jesús, vino con autoridad divina, habló la Palabra e hizo las obras del Padre.

Después de su muerte y resurrección. Jesucristo tomó la autoridad que el Padre Todopoderoso le dio. Jesús dijo: “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra” Mt. 28:18, delegó también su autoridad a su iglesia, con el fin de cumplir la Gran Comisión. El Salvador, dio autoridad a sus discípulos y en este acto, también a nosotros. “...Como me envió el Padre, así también yo les envío” Jn. 20:21. “He aquí les doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada les dañará” Lc. 10:19.

Los discípulos de Cristo, siguieron el método y el ejemplo del Maestro, y usaron la autoridad que él les otorgó. Los prodigios y maravillas continuaron, y la Palabra de Dios se anunciaba con denuedo. La iglesia crecía y se fortalecía con el paso del tiempo, a pesar de la cruenta oposición, primero de los judíos, y luego del imperio romano.

Siempre pensamos en trabajar con Dios, en la expansión de su reino. Pero en realidad, es el Señor quien desea trabajar con nosotros. Dios no depende de lo que somos, sino, nosotros dependemos de lo que Dios quiera hacer con nosotros. Inicialmente los discípulos eran hombres simples, incrédulos y temerosos. Pero al ser revestidos del poder y la autoridad espiritual, inmediatamente se transformaron en personas distintas. Sus voces se alzaron con firmeza y osadía, sus predicaciones ungidas, trastornaban el corazón de todo un pueblo, y miles de personas estregaban sus vidas al Señor “...Estos que trastornan el mundo entero han venido acá” Hch. 17:6. Dios mismo les ayudaba, y confirmaba la palabra que salía de sus labios, con grandes demostraciones de poder” Mr. 16:20.

Jesús, reconoció que el Padre le había entregado toda autoridad. Él entregó su testimonio en la sinagoga, leyendo el rollo del profeta Isaías, diciendo: “El Espíritu del Señor esta sobre mí por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos”. Lc. 4:18

En Mateo 18:18-19, Jesús dio armas poderosas a los creyentes, con la siguiente declaración: “todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo. Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mí Padre que está en los cielos”.

Quiero contarle una historia, que ilustra el poder de la autoridad delegada. En un pequeño pueblo, el cual se podía recorrer caminando en sólo algunas horas, existía una tienda. Este lugar servía de estación de bencina, correo y mercado. Un día, un enorme camión venía cuesta abajo a unos cien kilómetros por hora. La velocidad máxima permitida en aquel lugar era de cuarenta y cinco kilómetros por hora. Afuera de la tienda, se encontraba un anciano, vistiendo uniforme de policía. Sin titubear, el anciano se puso en medio de la calle, y alzó su mano con autoridad. Al aproximarse a él, el camión frena bruscamente y se detiene.

El policía era un hombre de edad avanzada, bajo de estatura, que había trabajado en su juventud como minero, pero ahora se le había encargado la vigilancia en aquel lugar. En ese instante, se baja del camión, un hombre corpulento, de un metro noventa centímetros de estatura. El policía sacudió su dedo y le dijo, con voz fuerte: ¿Qué cree usted que está haciendo? ¿Quiere matar a alguien?. “No señor” contestó el camionero. “Lo siento señor No fue mi intención exceder la velocidad máxima, lo que sucedió es que el pueblo apareció tan de pronto que no me di cuenta”. “Sígame”, le ordenó el anciano. Le hizo entrar en la jefatura de policía, y le cursó una multa. El camionero, canceló la multa y se retiró en silencio. Piensa usted que el joven y corpulento camionero, tuvo miedo del anciano policía. Por supuesto que no. Lo que sucedió, es que el policía portaba una placa de identificación oficial, que le otorgaba autoridad sobre sus funciones policiales. Al igual que el cristiano, no asusta al diablo, ni a las enfermedades, ni a la muerte, pero por la autoridad de Cristo, tenemos poder sobre todos ellos. La autoridad delegada a la iglesia, nos hace poderosos embajadores del reino de los cielos, para conquistar al mundo para Cristo.

Cuando comprendemos esta verdad, tenemos la clave del poder en nuestras manos. Jesucristo habló, y su palabra se cumplió. Los apóstoles y discípulos hablaron la Palabra, y esta se cumplió. Nosotros podemos también hablar la Palabra con la misma autoridad, ya que nos respalda la fuerza del Espíritu Santo, y se cumplirá indefectiblemente.

Una vez más, está en nuestras manos elegir como vamos a vivir. Si revestidos de la autoridad del cielo al servir a Jesús, y guardar su palabra o vivir desposeídos y vulnerables a las circunstancias y obstáculos que nos rodean. Si somos hijos de Dios, entonces el Espíritu Santo mora en nosotros y por consiguiente pertenecemos al reino de los Cielos. En este reino, lo que hacemos tiene repercusiones eternas, nuestra fe, amor, nuestras palabras y obras, por tanto, debemos ser responsables y cuidadosos en como nos comportamos y de que forma aprovechamos todo el enorme potencial que Dios ha depositado sobre nuestras vidas. Debemos sujetar cada día nuestra voluntad y nuestros deseos al Señor, y bajo su soberana y perfecta voluntad ejercer con correcta autoridad.

El Poder del Perdón


La palabra Santidad o Santo, proviene del hebreo Qadosh. La santidad es un atributo propio de la naturaleza divina, que señala su perfección absoluta, su integridad y es todo lo contrario al pecado. La santidad de Dios puede llamarse el atributo de los atributos, no en vano Levítico registra la palabra santo 73 veces.

El pasaje de Isaías capítulo seis, nos muestra una majestuosa visión del trono de Dios, y en ella se muestra a los serafines de seis alas, que alababan constantemente diciendo: “Santo, Santo, Santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de tu gloria”.

Con respecto a la iglesia, el término santo significa “apartado para Dios”, ó “separado para el exclusivo servicio a Dios”. La santidad completa de Dios, contrasta con el estado natural de la raza humana, que ha sido contaminada por el pecado original relatado en Génesis capítulo tres. El pensamiento clave del libro sacerdotal de Levítico es “Santos serán, porque Santo soy yo Jehová tu Dios” Lv. 11:44.

Dios, se tomó el trabajo de establecer toda una maquinaria religiosa y sacerdotal. Con el propósito de fijar en la retina de su pueblo escogido, verdades absolutas. Unas de esas verdades más trascendentales, es el concepto de Santidad. El tema del libro de Levítico es “Yo soy Jehová, vuestro Dios. Vosotros, por tanto, os santificaréis y seréis santos, porque yo soy santo” Lv. 11:44.

Dios, deseaba enseñar a su pueblo a vivir en santidad. Según las normas rituales del primer pacto, lo puro, era lo que podía aproximar al hombre a Dios. Era impuro todo lo que incapacitaba para el culto o lo excluía de él. “Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor” He. 12:14.

Israel, no tenía una norma doble de moralidad, una para el sacerdote y otra para el pueblo; al ser las mismas exigencias, demuestra que la santidad debía invadir todos los aspectos de la vida cotidiana: la comida, la bebida, las relaciones familiares y sociales. El pueblo de Dios debe proteger su cuerpo, mente y espíritu de todo lo que pueda contaminarlo. Dios empleó las cosas materiales, como holocaustos y libaciones, con el fin de enseñar verdades morales y espirituales. Hay pensamientos, palabras y actos que hacen impuro al creyente. El cuerpo es templo del Espíritu Santo y no debe ser contaminado con vicios, o pasiones desordenadas. “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?” 1 Co. 6:19.

“Salgan de en medio de ellos, y apártense, dice el Señor, y no toquen lo inmundo; y yo los recibiré” 2° Co. 6:17.

El hombre que Dios busca, debe cultivar por excelencia, la santidad en su vida. No podemos crecer, ni ser lo que Dios quiere de nosotros, sin ser obreros santos. El creyente, es sacerdote en su hogar, y un representante del Altísimo en la sociedad. Al igual que los pontífices de la ley mosaica, a quienes se les exigía una vida intachable, tanto moral como espiritual; así el hombre de Dios, debe ajustarse a una vida santa. “Harás, además, una lámina de oro fino, y grabarás en ella como se graba en los sellos: “Santidad a Jehová” Ex. 28:36.

La iglesia del tercer milenio, tiene como gran misión evangelizar el mundo, utilizando todos los medios tecnológicos disponibles. Existe hoy un gran número de herramientas para la comunicación de las Buenas Nuevas. Las radioemisoras, la televisión, las revistas y los periódicos, son formidables plataformas para alcanzar al mundo perdido. Por muchos años la iglesia ha reaccionado lentamente a las nuevas formas de comunicación. Un gran reto para los cristianos de hoy y del futuro, es arrebatar al diablo tantos espacios que hemos desperdiciado por temor.

Doy gracias a Dios, que las estaciones de radio, está siendo conquistadas para Cristo en nuestro país (Chile). No me cabe duda, que ha sido un gran reto para la iglesia. Se necesitó de cristianos valientes y altamente comprometidos con la expansión del reino para lograrlo. Es maravilloso como los hombres (también mujeres) han interpretado correctamente la visión amplia de Dios, y la han aterrizado en proyectos concretos y ambiciosos. De igual forma, la comunicación televisiva, es incursionada por pioneros cristianos en Chile, con paso lento, pero firme. Resulta maravilloso ver como aún existen hombres que le creen a Dios, muchas veces, a pesar de las ácidas críticas de los que nada aportan al evangelio.

La televisión, es una herramienta muy utilizada para la expansión del pecado. En todo el mundo se promueve por las pantallas, la gloria de la lujuria y del sexo ilícito. La familia ha sido ridiculizada y flagelada sistemáticamente por las grandes empresas televisivas y el cine. Sin lugar a dudas, la televisión refleja la inmensa rebelión del mundo y sus valores caídos, en contra de un Dios santo y justo. La cantidad de imágenes impuras y la exaltación de doctrinas de demonios, son el pan de cada día. Erramos al pensar que la iglesia esconda su cabeza, y no vea jamás televisión, más bien, lo correcto es conquistar un mayor espacio de su programación, y saturarlo con valores cristianos.

La evangelización, no es otra cosa que lucha de poderes, entre los reinos del bien y del mal. Sabemos que la victoria final es de Dios y sus santos, pero mientras ese momento no llegue, serán hombres santos y ungidos, quienes empujen a esta humanidad a andar por la senda de vida.

Pocas cosas impresionan más a los inconversos, que un cristiano de vida consistente. Un predicador, que salta y grita en el púlpito las preciosas verdades de la Palabra, sólo tendrá éxito si las vive en su andar diario. El carácter santo del creyente de Dios, se muestra en la calle, en el trabajo y en todo lugar. Frente a un gran auditorio, en un bello templo, es fácil ser santo. Pero cuando nos enfrentamos a la rigurosa y constante tentación de la sociedad actual, puede probarse de que material está echo nuestro sermón de “santidad”. “Tus testimonios son muy firmes; la santidad conviene a tu casa...” Sal. 93:5.

La santidad en el sexo, es uno de los aspectos más trascendentales, en la vida del creyente. La sociedad moderna ha desvirtuado sistemáticamente la moral, el sexo y la virginidad. El diablo se ha encargado de ridiculizar los correctos valores éticos, y reemplazarlos por antivalores. La juventud de hoy, ve como algo anticuado y despreciable el llegar al matrimonio virgen. La idea de pureza y castidad, son luces que se apagan aceleradamente. No es extraño encontrar señoritas de catorce y quince años de edad, que ya han tenido una o más relaciones sexuales. Los jóvenes, intentan probar su hombría teniendo intimidad con una mujer. La corriente de este mundo impulsa fuertemente a los jóvenes a una vida promiscua y fornicaria.

Los adultos, no están exentos del riesgo de llevar una vida licenciosa. El adulterio, es pan de cada día en el mundo actual. No existe ningún país libre de este flagelo. La atracción de la mujer extraña, en un peligro constante para los ministerios cristianos, en especial, los que promueven la santidad. En Chile, hasta el año 1998, casi el cincuenta por ciento de los niños, eran naturales ó ilegítimos. Este alto porcentaje es consecuencia de una conducta adúltera e irresponsable. Cientos de jóvenes y adultos, embarazan a mujeres, que abandonan después de saber que están en cinta.
Muy enraizado en la cultura nacional, está el hecho, que el hombre más conquistador es más “hombre”. Desde los albores de la sociedad criolla, hubo un gran número de madres solteras, y de hijos ilegítimos. Hasta hoy persiste esta conducta, la que traspasa las fibras de la iglesia actual.

Cada día proliferan más los movimientos por la igualdad de derechos. Los homosexuales y lesbianas, luchan por el derecho de permanecer en su pecado. En San Francisco, California, Estados Unidos. Se han realizado multitudinarias marchas de este tipo, teniendo un profundo impacto social y político.

A pesar de que el SIDA, y las múltiples enfermedades venéreas, han dado muerte a millones de personas promiscuas (y miles de inocentes), esta conducta no se detiene. Como cristianos sabemos que el pecado no se combate con campañas de prevención, ni con amenazas, ni siquiera con el temor a la muerte física. El pecado, se extirpa del corazón, mediante la predicación del evangelio, y del poder del Espíritu Santo.

Con respecto a los niños, la mejor manera de enseñarlos, es a través de la instrucción de la Palabra y del ejemplo de los mayores. Si un predicador enseña sobre la santidad sexual, y los niños lo ven coqueteando con las jóvenes de la iglesia, sus palabras perderán valor. Tanto los niños, como los jóvenes buscan formar valores, a través de modelos de conducta. “Siempre es tiempo de héroes, si no los encuentran en sus padres, en sus pastores, o en sus profesores, los buscarán en la televisión y en la calle”.

Que oportuno se hace el consejo de Pablo a su discípulo Timoteo: “Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza” 1°Tim. 4:12.

La santidad del creyente, debe ser su carta de presentación, dondequiera que vaya. La sociedad busca decepcionada, encontrar consistencia y verdaderas respuestas a sus necesidades. Si reemplazamos la santidad, por santurronería, y el amor por legalismo, sólo estamos consiguiendo alejarlos de Dios. No podemos cambiar la sociedad apartándonos de ella, como un movimiento ascético, sino permeando la sociedad misma con un mensaje poderoso, que nosotros vivimos cotidianamente.

Existen congregaciones que lo prohiben todo. Generalmente la mayor cantidad de reglas es impuesta por hombres graves, hacia las mujeres de la iglesia. En una ocasión entré a un templo, y leí un gran letrero que decía: “Las mujeres no deben usar: aros, joyas, soleras, pintura facial ni de uñas, tampoco peinados ostentosos, ni siquiera rizos o chasquillas”. Afortunadamente no les prohibían respirar.

Cuando Pablo enseña: “Asimismo, que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia: no con peinado ostentoso, ni oro ni perlas ni vestidos costosos” 1° Ti. 2:9. Se está refiriendo a que las hermanas, no trataran de competir con la forma de vestir de las mujeres del mundo. Las mujeres romanas y griegas acostumbraban a usar enormes peinados con trenzas y cintas en su pelo. Adornaban su cabello con joyas de oro y lienzos de colores que en algunas ocasiones casi llegaban al piso.

En la ciudad griega de Corinto, existía el templo de Afrodita. Había mil sacerdotisas que practicaban la prostitución religiosa. Vestían provocativamente, con grandes escotes y mucho perfume. Dichas mujeres ostentaban de una gran popularidad entre los marineros que llegaban de diversos países, a aquel lugar. La preocupación constante de Pablo era que la usanza de las mujeres impías no fuera adoptada por las hermanas. Tampoco fue el deseo que las mujeres de la congregación, lucieran como momias. Cuando un hombre, ve a su esposa desarreglada y fea, y la compara con sus compañeras de trabajo, bien vestidas y maquilladas. No es de extrañar, que tenga pensamientos adúlteros.

“La santidad va de adentro hacia fuera. Un corazón santo, reflejará un rostro santo. Un rostro pálido, reflejará sólo un rostro pálido”.

Dios creó el sexo, como algo santo y reservado sólo para el matrimonio “Honroso sea en todos el matrimonio y el lecho sin mancilla (pecado); pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios” He. 13:4. El estado matrimonial, es tomado como ejemplo, de la relación entre Jesucristo y su iglesia. Jesús se identifica así mismo como el esposo, que viene por la novia, es decir, por la iglesia. El festejo de recibir a los santos en el cielo, después del arrebatamiento, es simbolizado por una gran fiesta de bodas.

“Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria, porque han llegado las bodas del Cordero y su esposa se ha preparado. Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino. Limpio y resplandeciente (pues el lino fino significa las acciones justas de los santos). El ángel me dijo: ”Escribe: ”Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero” Ap. 19:7-9.

La santidad del matrimonio, es algo que los hijos aprenderán sólo viendo el ejemplo de sus padres. Es bueno que la pareja de creyentes adquiera información, no solamente de la experiencia, sino, también de la consejería. Existe un gran número de libros acerca del matrimonio, de la crianza de los hijos, de como superar los problemas más frecuentes, y como enfrentar los temas tabú. Los pastores: David Hormachea, Dr. Dobson, Pablo Hoff, entre otros otros, han escrito un rico material de consejería para creyentes. La educación sexual, mejorará nuestros intentos por llevar una vida íntima, más plena y santa.

Siempre que Dios quiso hacer algo importante, que trascendiera la historia ordinaria de la humanidad, se rodeó de hombres santos. Dios llamó a Elías, un hombre que vivía apartado de la corrupción de su tiempo. El profeta vivió en el desierto, rodeado de la naturaleza y alimentándose de ella. Su vida fue austera. Su vestimenta, era una túnica de piel de camello, que lo acompañó por largos años hasta ser arrebatado por Dios. Su ministerio, fue distintivo por su autoridad, por el gran número de milagros y por sus principios intransables. Elías aparece abruptamente en el escenario israelita, trastorna los tronos de la palestina, su mensaje de fuego, el que estaba lleno de la unción del Santo de Israel. Sin ver la corrupción de la muerte, es levantado al cielo en un carruaje de fuego, con caballos de fuego, y desapareció en medio de un torbellino celestial.

Juan el Bautista, el Elías del Nuevo Testamento, tan sencillo, santo y ungido como Elías. También fue fraguado en el desierto, donde se alimentó de langostas, miel silvestre y de toda palabra salida de la boca de Dios. Su breve ministerio, distinguido por un mensaje de justicia, y su recia forma de exponerlo, fue firme y consistente. Jesucristo diría más tarde “Les digo que entre los nacidos de mujeres no hay mayor profeta que Juan el Bautista...” Lc. 7:28.

Otro ejemplo de santidad, lo encontramos en el patriarca José, en especial cuando lo vemos tentado por la esposa de Potifar. Dios lo había llevado a Egipto, con el propósito de preservar la vida del pueblo escogido. Sin saberlo, José fue puesto en la escuela disciplinaria de Dios. Sorprende conocer la actitud de José en cada etapa de su vida. Jamás lo encontramos quejándose, o renegando contra Dios. La fidelidad y pureza del patriarca, se extendía a todos los aspectos de su vida cotidiana.

El primer paso para llevar a José a Egipto, fue ser vendido como esclavo por sus propios hermanos Gn. 37:27-28. Los madianitas no vendieron a José a una persona común, sino que lo entregaron a Potifar, capitán de la guardia real Gn. 37:36. Potifar, una persona de mucha influencia en Egipto, fue quien permitió a José conocer la corte del faraón. En la alta sociedad, José tuvo la oportunidad de aprender administración y diplomacia Gn. 39:3-4. Este fue el primer paso, en el aprendizaje del arte de gobernar.

La integridad de José, mantenida ante la tentación de una mujer seductora Gn. 39:7-12, contrasta notablemente con el comportamiento de su hermano Judá. Judá era hombre libre, y voluntariamente participó del pecado de adulterio en el santuario cananeo Gn.38:15-26. José, era un esclavo, que estaba muy lejos de su hogar y de su pueblo. Tenía todo el pretexto para rendirse a la tentación, mas no lo hizo. Consideró la inmoralidad, como un pecado que ofendía la dignidad de Dios, la confianza de su amo, y la pureza de su propia vida. El autor de génesis narra lo acontecido mencionando lo siguiente:

“José era de hermoso semblante y bella presencia, y aconteció después de esto, que la mujer de su amo puso sus ojos en José, y le dijo: Duerme conmigo. Pero él no quiso, y dijo a la mujer de su amo: Mi señor no se preocupa conmigo de lo que hay en casa, y a puesto en mis manos todo lo que tiene. No hay otro mayor que yo en esta casa, y ninguna cosa me he reservado sino a ti, por cuanto tú eres su mujer. ¿Cómo, pues, haría yo este gran mal, y pecaría contra Dios?.

Hablaba ella a José cada día, pero él no la escuchaba para acostarse al lado de ella. Pero aconteció un día, cuando entró él en casa a hacer su oficio, que no había nadie de los de casa allí. Entonces ella lo asió por la ropa, diciendo: Duerme conmigo. Pero él, dejando su ropa en las manos de ella, huyó y salió” Gn. 39:6b-12.

Parece que Potifar, dudó de la veracidad de la acusación contra José, y se enojó porque había perdido tan excelente siervo. En lugar de darle muerte, castigo proporcional al supuesto delito, el capitán, sólo lo envió a la cárcel de palacio Gn. 39:20.

En prisión, José pudo conocer otro mundo, y forjar un carácter más fuerte Gn. 39:21-23. En ese lugar aprendió mucho de los más altos personajes encarcelados, recordemos que esta no era una prisión cualquiera. Aquí tuvo como compañeros, al copero y al panadero del rey. El pesar, el yugo llevado desde su juventud y el paso del tiempo, formaron en José un carácter templado y firme. Finalmente su estadía en la cárcel y su capacidad de interpretar sueños, lo pusieron eventualmente en contacto con el rey de Egipto.

A los treinta años de edad, y trece años en la escuela preparatoria de Dios, José estaba listo para ser llevado a su máxima dignidad. Es maravilloso ver, que José, al llegar a la cima del poder no se envanece. Su actitud, frente a las cambiantes circunstancias de la vida, no parece alterar su concepción de Dios ni su relación con él. Los comunes sentimientos de egolatría y venganza, propios de los gobernantes, no encuentran cabida en el corazón de José.

Un día Faraón soñó que estaba de pié a la orilla del río Nilo, y que del río salían siete vacas hermosas y gordas, que comían hierba entre los juncos. Detrás de ellas, siete vacas feas y flacas salieron del río. Luego las vacas flacas, se comieron a las gordas. El rey despertó por la mañana muy preocupado, y mandó llamar a los sabios y adivinos, quienes no fueron capaces de interpretar el sueño Gn. 41:1-4. Al oír el asunto, el jefe de los coperos recordó a José quien le había interpretado un sueño en la cárcel. Inmediatamente este oficial de la corte habló con Faraón el asunto, y José fue llamado a palacio Gn. 41:9 -14.

Dios le dio sabiduría a José, y le reveló la interpretación del sueño Gn. 41:25-32. Todos sabemos ahora que vendrían siete años de prosperidad y grandes cosechas, las que darían paso a otros siete años de hambruna. Faraón iluminado por esta sabiduría celestial, encomienda a José la administración de Egipto, especialmente en tomar las medidas necesarias para evitar una gran crisis nacional.

“El asunto pareció bien a faraón y a sus siervos, y dijo el faraón: ¿Acaso hallaremos a otro hombre como éste, en quien esté el Espíritu de Dios? Dijo el faraón a José: Después de haberte dado a conocer Dios todo esto, no hay entendido ni sabio como tú. Tú estarás sobre mi casa y por tu palabra se gobernará todo mi pueblo; solamente en el trono seré yo mayor que tú.

Dijo, además, el faraón a José: Yo te he puesto sobre toda la tierra de Egipto. Entonces el faraón se quitó el anillo de su mano y lo puso en la mano de José; lo hizo vestir de ropas de lino finísimo y puso un collar de oro en su cuello. Lo hizo subir en su segundo carro, y pregonaban delante de él: “doblen la rodilla”. Así quedó José sobre toda la tierra de Egipto” Gn. 41:37- 43.

El hecho que José puso por nombre a su primer hijo “Manasés”, o “el que hace olvidar”, indica que Dios le había hecho olvidar todo el dolor de su pasado. Los largos años de ausencia de su hogar, de su padre y de sus hermanos, en una tierra tan distinta, y muchas veces hostil, no pudieron consumir a aquel que recibió el santo consuelo de Dios.

Cuando José, vio a sus diez hermanos llegar a Egipto, para comprar alimentos, los reconoce inmediatamente. José los trató con aspereza, porque quería probarlos, a ver si se habían arrepentido del crimen cometido en su contra. Él deseaba saber si habían traspasado su envidia a su Benjamín. José sabía que una reunión, sin comunión, sería una burla y un engaño para su corazón Gn. 42:7 - 8.

Los tres días en la cárcel, que pasaron los diez hebreos, les hicieron comprender a lo que habían expuesto a su hermano José Gn. 42:17 - 22. La razón de porque José encarceló a Simeón, en vez de a Rubén, fue porque este último se opuso a matar a José veinte años atrás. Infundió en ellos, el temor de que los alcanzaba el juicio divino.

Estando José, como primer ministro de faraón delante de sus hermanos, no desata odio ni venganza, sino, amor. “No podía ya José contenerse delante de todos los que estaban a su lado, y clamó: ” salgan todos de mi presencia”. Así no quedó nadie con él cuando José se dio a conocer a sus hermanos.

Entonces se puso a llorar a gritos; lo oyeron los egipcios, y lo oyó también la casa del faraón. Y dijo José a sus hermanos: Yo soy José. ¿Vive aún mi padre?. Sus hermanos no pudieron responderle, porque estaban turbados delante de él. Pero José les dijo Acérquense ahora a mí. Ellos se acercaron, y él les dijo: Yo soy José, vuestro hermano, el que vendisteis a los egipcios. Ahora, pues, no se entristezcan ni les pese haberme vendido, porque para salvar vidas me envió Dios delante de ustedes” Gn. 45:1-5 (traducción del autor).

La vida de José, nos aporta algunas lecciones específicas:

a) La pureza personal: Si no fuera por la vida piadosa de José, y su firme convicción en cuanto a la santidad y pureza espiritual, habría sido arrastrado por sus pasiones. Pero decidió guardar una vida pura para Dios.

b) La prosperidad financiera y el éxito en los negocios: Es posible alcanzar riquezas para el fiel siervo de Jehová, pero estas riquezas deben ser usadas para servir a Dios, y no para nuestra vanidad personal.

c) José sufrió separación, esclavitud, calumnia, encarcelamiento y olvido: Todo lo sufrió con paciencia y sin murmuración. Todo esto redundó en su formación espiritual, en forjar su carácter y en su exaltación final. Al igual que Jesús, su paso por la cruz, trajo gloria y autoridad.

d) Toda la vida de José es una ilustración de la providencia divina: Dios guió invisiblemente los pasos de José, usando aun a los hombres malvados para cumplir su propósito final. A pesar de todo, Dios nunca puso en este admirable joven más carga de la que podía llevar.

M.G. Kyle dice: “José resalta entre los patriarcas con preeminencia en algunos aspectos. Su nobleza de carácter, su pureza de corazón y vida, su grandeza en el ánimo como gobernador y hermano. Lo hace, más que cualquier otro personaje del Antiguo Testamento, una ilustración de aquel modelo de hombre que Cristo daría perfección en el mundo. No se encuentra José en la lista de las personas a quienes menciona en las Escrituras como tipos de Cristo, pero ningún otro ilustra mejor la vida y obra del Salvador. Él obtuvo salvación para los que lo traicionaron y rechazaron, se humilló, perdonó a los que le maltrataron, y a él, igual que a Jesús, todos tenían que ir en busca de socorro, o si no perecerían”.

Al recorrer las páginas de las Sagradas Escrituras. Nos encontramos con otro paladín del mensaje de arrepentimiento y santidad, tanto individual, como de todo el pueblo escogido (Israel). Este personaje es el profeta Jeremías, llamado por Jehová, en uno de los momentos históricos más críticos del reino de Judá.

La misión dada a Jeremías, de volver el corazón del reino a Dios, su verdadero Rey, no fue una tarea fácil, y muchas veces puso en riesgo su propia integridad física. Analizar el altilocuente llamado de Jeremías, nos arroja luz acerca de la importancia de su misión: “Antes que te formaras en el vientre, te conocí, y antes que nacieras te santifiqué, te di por profeta a las naciones. Y yo dije: ¡Ah! ¡Ah, Señor Jehová!. He aquí, no sé hablar, porque soy un niño.

Y me dijo Jehová: No digas Soy un niño; porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande.

No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte, dice Jehová. Y extendió Dios su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: He aquí he puesto mis palabras en tu boca.

Mira que te pongo en este día, sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar” Jer. 1:5-10.

No cabe duda que la comisión profética de anunciar a la casa de Judá su pecado, demandaría toda la fortaleza de Jeremías, quien sólo podría resistir en la fuerza de Jehová.

Sistemáticamente, los reyes, sacerdotes y líderes de Judá, habían arrastrado al pueblo a la idolatría. El nombre de Baal, llegó a confundirse con Jehová, en algún oscuro momento de la historia hebrea. En los lugares altos, y en los árboles frondosos, proliferaban los cultos paganos y lascivos que contaminaron el alma de la nación. Tras reiterados llamados de atención, y una persistente rebeldía de Judá, el juicio divino se hizo inminente e irreversible. La ingrata labor del profeta fue anunciar tanto la ira de un Dios santo, como de la futura restauración del pueblo, condicionada a un honesto arrepentimiento de sus pecados, y de una búsqueda diligente de la justicia del Dios de Israel.

El Señor consuela al deprimido Jeremías, quien acosado por ardientes amenazas de muerte, siente su animo desfallecer “Me sedujo, oh Jehová, y fui seducido; más fuerte fuiste que yo, y me venciste; Cada día he sido escarnecido, cada cual se burla de mí.

Porque cuantas veces hablo, doy voces, grito: Violencia y destrucción; porque la palabra de Jehová me ha sido para afrenta y escarnio cada día.

Y dije: No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre; no obstante, había en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo, y no pude.

Porque oí la murmuración de muchos, temor de todas partes: Denunciad, denunciémosle. Todos mis amigos miraban si claudicaría. Quizá se engañará, decían, y prevaleceremos contra él, y tomaremos de él nuestra venganza.

Más Jehová está conmigo como poderoso gigante; por tanto, los que me persiguen tropezarán, y no prevalecerán; tendrán perpetua confusión que jamás será olvidada” Jer. 20: 7-11

La vida del creyente, sufrirá muchos asedios, pues el enemigo anhela acallar nuestra voz. La noche se torna oscura y el viento de la adversidad arrecia, mas confiemos en nuestro Dios, que prontamente nos socorrerá, y nos fortalecerá con la fuerza de su Espíritu. “Los que confían en Dios, son como el monte de Sión, que no se mueve, sino que permanece para siempre” Sal. 125: 1.

El mensaje profético dado por Dios, resonó como un estruendo en los oídos del pueblo penitente, mas su corazón entenebrecido no vio la luz de la verdad. Dios trae demandas legítimas contra su pueblo, ciertamente nuestro Señor ama al pecador, pero no soporta el pecado “Porque dos males cometió mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no contienen agua” Jer. 2:13.

Dios demanda permanente santidad de sus hijos, pero también ofrece muchas bendiciones para los que sean fieles: “Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos.

Y te pondré en este pueblo por muro fortificado de bronce, y pelearán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo para guardarte y para defenderte, dice Jehová. Y te libraré de la mano de los malos, y te redimiré de la mano de los fuertes” Jer. 15: 19-21.

El Señor Todopoderoso pide a Jeremías un absoluto convertimiento y santificación. Dios le promete al profeta que si obedece, estará de continuo en su presencia, llegará a ser un vocero oficial de Jehová – “Serás como mi boca” – Además, le promete darle fortaleza espiritual semejante a un muro de bronce. Finalmente, también ofrece a Jeremías librarlo de sus crueles enemigos.

El ejemplo de Jeremías, llamado el profeta llorón, por su sensibilidad y tristeza producida por la corrupción e idolatría de Judá, es un gran ejemplo para los cristianos de todas las épocas. Un llamado a entregar nuestras vidas, al servicio de un Dios Santo y Justo.

“Yo soy Jehová tu Dios. Ustedes, por tanto, se santificarán y serán santos, porque yo soy Santo”